viernes, 17 de febrero de 2012

Insularismo - ANTONIO S. PEDREIRA (Ensayo)

    “Siendo yo estudiante de la Universidad de Columbia, en Nueva York, conocía a muchos hispanoamericanos que solían notar en mí, sin esfuerzo alguno, características que nos son peculiares.  Me solazaba yo escuchando el acento y los giros de un compañero colombiano, y no me daba cuenta de que a él le pasaba lo mismo oyéndome a mí.  Me parecía que él cantaba con ese dejo musical que también y a su manera tienen los mexicanos, los venezolanos, los argentinos… Un día, crecida la confianza entre nosotros, me sorprendió diciéndome:

__іQué gracioso hablas tú!

__ Hombre, el que habla gracioso eres tú – le respondí en el acto. Y cuando me explicó en qué consistía “mi gracia”, y remendaba mi acento e imitaba mi entonación, que él encontraba común a otros coterráneos míos, me di cuenta que también nosotros tenemos en el hablar un dejo privativo que no es insobornable.  Y es que cada pueblo lleva en su lengua el alma de su raza y el espíritu de su región.  En el rico pentagrama de la lengua española Puerto Rico tiene también su nota.

  […]

             Ortográficamente no ofrecemos diferencia alguna, pero desde el punto de vista prosódico, la lengua española hablada en Puerto Rico aúna modalidades interesantes como las que distinguen entre sí a las regiones de España y América.  Se observa entre nosotros el muy corriente fenómeno del localismo fonético que, como en tantos pueblos, suele estar defendido por la alianza que suele formar el regionalismo y el descuido.  De más está advertir que la pronunciación correcta de lengua alguna no es enteramente uniforme en ningún país del mundo.

Aunque los mejores deseos del autor vayan dirigidos a favor de una pronunciación depurada que tienda a la mejor unificación de la lengua hablada, no puede dejar de señalar aquellos particularismos que circulan en nuestra ortología provinciana.  Los más populares son el yeísmo y el seseo; la nasalidad excesiva de las vocales en contacto con consonantes como en cantan, ñapa; la aspiración de la s final de sílaba; la velarización de la n final de palabra; la aspiración de la j; la rr uvular, y entre los cultos un castizo aunque equivocado deseo de pronunciar algunas letras muertas como la p en séptimo y septiembre; la b en obscuro, substituto, acción, etc., como ks en vez de gs que es lo correcto; la m final de álbum, item, que se debe pronunciar como n. Estas particularidades y defectos  fonéticos, mecidos en nuestra ‘graciosa’ entonación, nos caracterizan. 

[…]

Existe entre nosotros una honda preocupación por ser correctos y da lástima oír a los anunciadores de radio que en su afán de pronunciar la c y la z, las colocan en las palabras que llevan s.  La gente simple suele sonreír creyendo vulgares, plebeyas o equivocadas numerosas palabras obsoletas que corrientemente usan nuestros jíbaros.  Las voces truje, jablar, lamber, mesmo, dende, dotor y tantas otras que usaron los más sobresalientes clásicos del Siglo de Oro, son palabras perfectas, de pura cepa española, que se paralizaron desde el siglo XVI en la boca de nuestros campesinos, ofreciendo a nuestro interés contemporáneo un precioso fenómeno de estancamiento.  El hecho, corriente en algunos países de América, no autoriza a nadie, sin embargo, para hablar de la perfección  del habla jíbara.  Junto a estas viejas palabras de rancia estirpe, el campesino creó otras como atrecho, avancino, cucubano, ñangotarse, pollona, malojillo, etc., que cuenta con una circulación centenaria.

El español como lengua: Historia

     Cuando se estudia la historia de una lengua, hay que considerar cuál es su antecedente lingüístico, es decir, de qué otra lengua procede en lo fundamental (su léxico, su gramática, su fonética). En el caso del español, su base es el latín.
            En el año 218ª.C., como consecuencia de la segunda guerra púnica comienza la conquista y romanización de España por los romanos. Junto con la civilización romana se impuso la lengua latina, importada por los legionarios, colonos y administrativos que hablaban un latín vulgar, diferente al clásico que era el utilizado en las grandes obras literarias.
            Para difusión del latín no hicieron falta coacciones; bastó el peso de las circunstancias: carácter de idioma oficial, acción de la escuela, superioridad cultural, y convivencia de emplear un elemento de expresión común a todo el Imperio Romano. Las primitivas lenguas peninsulares fueron desapareciendo paulatinamente hasta alcanzar la latinización completa. Son palabras de origen latino:
               hijo, cielo, hormiga, puerta, amigo, libro, padre, lobo

            Los germanos comenzaron la invasión de España en el siglo V, pero el influjo germánico en la lengua hablada por los hispanorromanos fue muy escaso. Los visigodos, pueblo germánico que alcanzó la hegemonía en España, era uno de los pueblos barbaros más romanizado y pronto renunciaron a su propia lengua para hablar latín.  Sólo aportaron palabras como:

                                 espía, yelmo, guerra, rico, espuela

            La incorporación de la Península al mundo árabe en el 711 trajo otra cultura, otra lengua, y otra religión. La larga convivencia, de casi ocho siglos, de los árabes e hispanos dejó una huella importantísima en el idioma, sobre todo en el léxico. Más de 4000 palabras españolas proceden del árabe. Ello representa que, aparte del latín, del cual procede la mayoría de nuestras palabras, el árabe es la segunda fuente principal de nuestro léxico. Son arabismos:

                almohada, azúcar, almacén, albañil, alfombra, arroz, zanahoria, berenjena

            Durante la edad Media, el latín hablado en la península Ibérica se fragmentó en diversas variedades y dialectos, entre ellos estaba el castellano hablado en el centro y norte de España.
            Al comenzar la Edad Moderna, el castellano sufre diferentes modificaciones fonéticas, adquiriendo el perfil que se mantiene con pocas variaciones hasta la actualidad. El español del siglo XVI es el que pasó a América.
            Las coincidencias del español de América con el andaluz, variedad del castellano hablado en el sur de España, han hecho suponer una fuerte influencia andaluza.  Hay que tener en cuenta que en los primeros años de la colonización (1493-1508), el 60% de los que emigraron a América eran andaluces; y en los diez años siguientes las mujeres precedentes de Sevilla sumaban los dos tercios del elemento femenino emigrado.  Es decir, en los primeros años de colonización se formó en las Antillas un primer estrato de sociedad colonial andaluz muy importante.  A ello debemos añadir el hecho de que Sevilla y Cádiz monopolizaron durante los siglos XVI y XVII el comercio y relaciones con América, y muchos emigrantes españoles no andaluces tenían que permanecer largos períodos de tiempo en estas ciudades en contacto con el habla andaluza.  Cuando estos emigrantes llegaban a América ya habían incorporado rasgos andaluces a su forma de hablar.  Finalmente, hay que tener en cuenta el influjo canario como enlace entre América y España.
            El español del siglo XVII se enriquece con diversas aportaciones: palabras italianas (bisoño, diseño, capricho, alerta…) y palabras de las lenguas indígenas americanas (maíz, tabaco, patata, chocolate, hamaca, canoa, etc.).
            A partir del siglo XVII nos encontramos con el español moderno, ya que el idioma no sufre alteraciones importantes desde esa época hasta la actualidad.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL ESPÑOL DE PUERTO RICO

  Las características principales del español hablado en Puerto Rico son las siguientes:

I.                   Nivel Fónico (Fonético y fonológico)   

El sistema vocálico español consta de 5 vocales
                 a, e, i, o, u
                                      
  Pero el sistema vocálico puertorriqueño distingue, además de las 5 vocales españolas, dos clases de e (e abierta y e cerrada) y dos clases de o (abierta y cerrada, respectivamente), por lo tanto consta de 7 vocales: i, u, e, e (abierta), o, o (abierta) y a.
  Esta diferencia se debe, sobre todo, a la pérdida o aspiración de s final.  Al perder esta consonante desaparece el signo de plural y para compensar esta pérdida se abre la vocal precedente.


               Singular                                  Plural
               niñ o (o normal)                       niñ o (o abierta)
               nen e (e normal)                      nen e (e abierta)

  En cuanto al sistema consonántico, la lengua de Puerto Rico de 18 fonemas consonánticos:

p, t, k, b, d, g, f, l, s, y, h, ch, r, rr, m, n, ñ, y n dorsal

               Sus principales diferencias con el español hablado en España son la desaparición de los fonemas /θ/ (escrito c o z), /ll/ y /j/.
         Este sistema consonántico encaja dentro del marco latinoamericano y, más concretamente, del caribeño.  Ofrece los siguientes rasgos:

a.       El yeísmo o fusión en un solo fonema de los fonemas españoles /ll/ y /y/: *anyo, *caye.
b.      El seseo o fusión en un solo fonema de los fonemas españoles /s/ y /θ/  (escrito z o c): *senisero, *sapto.
c.       h aspirada en vez de la j castellana: *hoven, *trahe.
d.      n dorsal al final de palabra: pan, álbum.
e.       Aspiración o pérdida de la s final de síliba o palabra: *ehtoy (estoy) *lah cohtah (las costas).
f.       La pronunciación de la r uvular, con un sonido próximo al francés y desconocido en español: carro, ferrocarril.
g.      Cambio de r por l cuando esta consonante va al final de sílaba o palabra: *olden, *cantal.
h.      Pérdida de la d intervocálica: *comió, *estudiao, *preparao y al final de palabra: *virtú, *amistá.

         *Las palabras precedidas de un asterisco corresponden a formas no estándar.

II.                Nivel léxico-semántico: Palabra y significado

El punto de partida del vocabulario puertorriqueño es la gran cantidad de palabras españolas, relativas a la vida material y espiritual, incorporadas sobre todo a partir del siglo XVI, con la conquista y posterior colonización de la Isla, como hemos visto más arriba.
         Dentro de esta base española, hay que destacar una corriente léxica, común en toda América: la conservación de la palabras que en España ya han dejado de usarse (arcaísmos).  Las palabras acalenturado (febril), boto (sin filo), dilatarse (demorarse), plantaje (figura), etc. son ejemplos de arcaísmos.
         Junto con el arcaísmo también se da en Puerto Rico el fenómeno contrario, el neologismo o formación de palabras nuevas, muchas de ellas de origen inglés como parquear.
         Pero las palabras más antiguas de América no son las españolas, sino las indias.  En nuestra isla, además de las palabras indias comunes con los otros países, tenemos centenares de tainismos o palabras tomadas de la lengua taína de los indios antillanos. El Profesor Rubén del Rosario, en su magnífico ensayo sobre “La lengua de Puerto Rico” hace la siguiente clasificación de las palabras de origen taíno:

1.      Palabras taínas de uso general en América: maíz, bohío, hamaca, ect.
2.      De uso menos generalizado: cabuya, cocuyo, mamey.
3.      De uso antillano: ausubo, hicotea, batey.
4.      De uso puertorriqueño: boricua, tabonuco, pitahaya, guajana.  A estas últimas ha que añadir los topónimos o nombres de lugar de evidente origen taíno: Arecibo, Mantí, Yauco, Caguas, etc.
                                             Las palabras de origen africano, africanismos, son muy escasas y no se corresponde con la importancia de su oportunidad étnica.  Podemos citar las siguientes: ñame, guineo, baquiné, mandinga, bembé, cocolo, chango, fufú, guarapo, etc.
                                             También es muy importante la formación criolla de palabras en suelo puertorriqueño, es decir, la creación de nuevas palabras siguiendo las reglas de composición y derivación del español, es decir la creación de nuevas palabras siguiendo las reglas de composición y derivación de español, para satisfacer nuestras propias necesidades expresivas: brete, chiripa, cuquero, pisicorre, ajorar, alcapurria, etc. pertenecen a este grupo.
 
Ejercicios:

I.                   Clasifica las siguientes palabras según su origen.

rico                        azúcar              alfombra         
alcalde                   canoa               tabaco             
espía                      almacén           chocolate        
                   guerra                    capricho           libro
                   hormiga                 maíz                 puerta

Origen latino:        ___________________________________
Origen visigodo:   ___________________________________
Origen árabe:         ___________________________________
Origen italiano:     ___________________________________
Origen americano: ___________________________________

II.                Cierto o Falso
`                 ___ 1. El latín se introdujo en España por la coacción de los romanos.
                   ___ 2. Los árabes aportaron el léxico español más de 4000 palabras.
                   ___ 3. El español del siglo XVI es el que pasó a América.
                   ___ 4. Las diferencias morfológicas y sintácticas entre el español de Puerto Rico y el hablado en España son muy importantes.
                   ___ 5. El punto de partida del vocabulario puertorriqueño son las palabras españolas. 

*(Intercomunicación I, Juan Luis Onieva Morales)