jueves, 6 de octubre de 2011

Juan del Encina, Patriarca del teatro español


 
La historia del teatro español presenta una enorme laguna que se extiende desde la época del “Auto de los Reyes Magos” hasta el siglo XV.  Sin embargo, el drama religioso conservó su vitalidad hasta esta época, como nos lo demuestra la producción de Gómez Manrique, Juan de Encina y Lucas Fernández. 


Juan del Encina
(¿149-1529?)

Nació en la provincia de Salamanca,  en cuya Universidad estudió, y sirvió a los duques de Alba.  Más tarde machó a Roma, y residió allí, salvo breves ausencias, hasta sus cincuenta años, época en decidió ordenarse sacerdote.  Tras un viaje a Jerusalén, regresó a España, y permaneció  en León hasta su muerte.  Fue uno de los mejores músicos de la época de los Reyes Católicos,  lo que le procuro en Roma la protección de varios Papas.
La importancia de Juan del Encina radica ante todo en su obra dramática.   El título que se le ha dado de “patriarca del teatro español” no es exagerado, teniendo en cuenta que es el primer autor en quien vemos una acción escénica perfectamente estructurada, dentro de un tipo de teatro primitivo. Sus quinces obras teatrales reflejan dos influencias distintas: la de la tradición medieval - con lo popular y religioso-  y renacentista - de la vida y admiración por lo clásico-.
En conjunto, la producción dramática de Juan del Encima tiene un gran valor histórico no sólo porque sintetiza admirablemente las principales corrientes culturales de la época – gusto por lo popular y local español, optimismo renacentista, influjo de Italia y de la antigüedad grecolatina-, sino por ser la primera en la que observa el sello de una fuerte personalidad artística.